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Etapa  36

De Rocacorba a Sant gregori
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Cabecera de la riera de Rocacorba

Trigésimo sexta etapa.-

El plan previsto para esta etapa era completar el recorrido de la Llémena que partiendo de su principal afluente, la riera de Rocacorba que en Canet se convierte en la riera d’Adri y luego tras unirse a la Riera de Llémena ir a buscar el Ter en Sant Gregori.

Realizamos esta etapa el 11/12/2021.

Salimos del pie da la antena de Telefónica, desde donde parten senderos en diversas direcciones. El sendero que mas se adaptaba a nuestro programa de seguir las aguas de la cuenca del Ter era el que se dirigía a Canet d’Adri por el Replans.

Comenzamos a descender a través de un frondoso hayedo que en este tiempo estaba desprovisto de hojas y el suelo estaba alfombrado de hojarasca que en muchos lugares tapaba la huella de la estrecha vereda que constituye el sendero. Las hayas sin hojas son fáciles de reconocer por las características motas blanquecinas de su corteza.

No es fácil perderse, ya que además de algunas señales que se encuentran de vez en cuando, siguiendo el perfil de la hondonada del barranco, siempre se llega al cauce principal de la riera de Rocacorba, además el sotobosque estaba desprovisto de zarzas, lo que facilita considerablemente el paso.

A 1300 metros del inicio de la marcha llegamos al fondo del cauce y giramos a la izquierda frente a la masía Can Mitjà. Bajamos por la parte izquierda de la riera, aguas abajo y cuando llevábamos recorridos 2 kilómetros encontramos una intersección que por una parte, siguiendo recto se dirigía a Granollers de Rocacorba y por la otra, cruzando al lado izquierdo iba hacia Canet d’Adri. A esta altura, la riera aún no llevaba agua, aunque poco mas adelante empezaban a hacerse visibles las primeras pequeñas pozas.

Siguiendo este sendero bien señalizado, en el kilómetro 5,5 de marcha llegamos a las ruinas de una antigua masía llamada el Replans, junto a la cual había una gran roca de arenisca con unas curiosas oquedades.

Poco mas abajo hay otra intersección con un sendero que sube a la cresta del Rocacorba.

En el kilómetro 6,7 el sendero se bifurca saliendo hacia la derecha una vereda muy poco transitada que se dirige al Collet de l'Escaleta. Tomamos ese sendero y tras varias vicisitudes pudimos encontrar una vereda por el lado derecho de la riera.

Cuando llevábamos recorridos 8,4 kilómetros encontramos un roble con un cartel colgado en el tronco “La Fontilla” 400 metros mas adelante llegamos a una zona mucho mas despejada frente a La Veïnera, cruzando por en margen de un campo, enseguida llegamos a la Font de l’Arbre situada frente a la masía Can Tupí. Es muy hermoso ver la gran cantidad de agua que mana de esa fuente. A partir de allí seguimos el cauce por una vereda muy poco transitada en un rincón paradisíaco, donde no nos cansábamos de fotografiar la gran cantidad de pozas del lugar y que sin duda es el tramo mas espectacular de toda la etapa.

Una vez pasado este tramo, el agua desaparece como por encanto y parece filtrarse.

Poco mas adelante, el camino que va junto a la riera se encuentra barrado y sin alternativa para seguir el cauce mas que separándose de él para rodear la propiedad privada. Ya aquí empieza a menudear cada vez más el efecto “Rio Güell”.

Después de cruzar por el margen de un campo conseguimos aproximarnos nuevamente al bosque de ribera y luego de no pocas dificultades, siguiendo senderos abandonados fuimos por el lecho de la riera hasta llegar al lugar conocido como la Torre de Canet d’Adri, un bello rincón con una noria de agua digna de verse. En este lugar ya llevábamos recorridos 11,8 kilómetros.

A partir de la noria seguimos por un sendero a la derecha de la riera y al llegar al Pont de l’Estanyol tuvimos que cruzar la riera y subir a la carretera, cruzando al otro lado donde hay una zona de picnic y una fuente construida en 2015.

Avanzamos unos 100 metros por el sendero y nos lo encontramos cerrado por una propiedad privada, a partir de allí comienza de nuevo a manifestarse lo que hemos dado en llamar “efecto río Güell pues no hay ningún paso junto al cauce que bordee la propiedad. tuvimos que retroceder y pasar por una calle del pueblo. Al pasar la última casa hay un camino que se adentra hacia la riera y continúa por el bosque hasta Can Butiny.

En un camino que baja a una casa sobre la riera también nos encontramos el clásico cartel “Propietat privada proïbit el pas”. Siguiendo por lo que alguna vez fue un sendero y pasando por el margen de un campo de cultivo salimos de nuevo al camino antiguo paralelo a la riera hasta que a menos de un kilómetro vuelve a estar cerrado por propiedad privada hacia Can Butinyà y desde allí es totalmente imposible seguir el cauce porque todo vuelve a estar copado por propiedades privadas cercadas que impiden poder acercarse al cauce. Tuvimos que retroceder otros 200 metros y salir a la carretera GIV-5313. En los 2 kilómetros que quedaban de riera hasta confluir con la Llémena no hay forma de poder acercarse a ella porque todos los caminos que figuran en el plano son de propiedad privada y están cerrados.

Sería muy conveniente para apreciar este tramo de riera construir una vereda que haga posible seguirla por la zona de servidumbre, pero con toda probabilidad los propietarios de los terrenos adyacentes se opondrán. Este es el abuso que hemos dado en llamar “efecto río Güell” que se repite con demasiada frecuencia y que necesariamente tendremos que trabajar duro para que se promulgue una ley suficientemente clara que impida esta ocupación abusiva de las zonas de servidumbre de los arroyos.

Para no tener que continuar por la carretera principal, nos desviamos por el Pla de Riba y las casas del Corder hasta salir a la ctra.GI-531 en el pk 7 y poco mas adelante la cruzamos tomando un camino hasta la riera de Llémena y desde allí ya pudimos seguir sin dificultad hasta el final de la etapa situado junto al campo de futbol de Sant Gregori, habiendo recorrido 20,8 kilómetros.

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